Anochece ... Me levanto, y aproximo mis oídos a su puerta... no oigo nada; duerme, debe ser que duerme. Golpeo suavemente, la llamo con dulzura casi silbando su nombre y... duerme.
Corro al jardín y le arrojo pequeños trozos de tierra a los cristales de su ventana y ... duerme.
Ya amanece, se escucha el despertar del mundanal ruido, y el alegre cantar de los pájaros en busca de agua y ... duerme.
De pronto, el astro sol, decide con uno de sus tentáculos, atravesar el cristal de su ventana e iluminar la habitación donde ella descansa y ... duerme.
Con el atardecer las nubes se vuelven grises, y se empiezan a escuchar tremendos gritos y estruendos en el cielo y... duerme.
Y sólo duerme para mí... así quiero creerlo... duerme.
Mientras yo viva, ella para mí, nunca estará muerta...
JESÚS PUENTE PÉREZ – Ayerbe, Huesca, España © Derechos Reservados – 2010.